Friday, November 28, 2003

ficción
vengo de una familia tremendamente funcional, armoniosa, y estable.

Wednesday, November 26, 2003

Hoy toca.

Fijación Uno:

La leche carnation directo de la lata. apenas fuera del refri. que nadie me vea.

Tuesday, November 25, 2003

Three New Features. Three Old Excuses.


Lunes de FANTASIAS.

Fantasía.- "Facultad que tiene el ánimo de reproducir por medio de las imágenes las cosas pasadas o lejanas, de representar las ideales en forma sensible o de idealizar las reales"


Miércoles de FIJACIONES.

Fijación.- "Detención de alguna fase de la vida emotiva en un plano infantil. // La histeria de fijación es una forma cuyos síntomas tienen una relación causal con una perturbación orgánica."


Viernes de FICCIONES.

Ficción.- "Simulación o artificio con que se pretende encubrir una verdad, o hacer creer algo que no es cierto. Las Ficciones personales sirven para racionalizar la propia conducta, dándole a la propia vida una organización más o menos inteligible, que puede de esa suerte corroborar la ficción."

Monday, November 17, 2003

En honor a mis zapatitos, transcribo:


6/2/03

...Ese día vi el suelo. En el pasto encontré una comunidad de hongos, de color naranja y formas extrañas, bastante retorcidas. A primera vista pensé que era una kaka de perro y me pareció tan peculiar encontrarla ahí que me acerqué a asegurarme, pero eran setas, brillosas setas. ¿Comestibles? No lo sé. Fueron muy amigables.

Después hubo duela, cemento, y la imagen de unas plantas que con aire blasfemo deseaban engañarme. De regreso hubo un pajarito muerto, gordito tirado en el suelo. Muerto y duro, como inflado. Tenía los ojos abiertos (porque sí los pueden cerrar...¿no?) y había caído justo en la esquina. O a lo mejor alguien lo había pateado. O se intentó suicidar.

Y lo logró.

Ya. Porque se acabó la historia – Oh, no, ahora recuerdo, hay una cosa más que agregar, porque hoy me hicieron ver el suelo de nuevo, de cerca, y encontré algo otra vez, que estaba ahí para mí, como TODO lo demás: una peseta. Estaba cubierta de tierra pero alcancé a ver su resplandor.

Ya la gasté.

No sería imprudente seguir poniendo atención al suelo, y a lo que me hace que me mueva*. Y ser fina pluma para que me lleve. No quiero serle un pesar. Aunque cuando sopla desde el norte me llega a irritar un poco. Quizá por eso luego me voltea hacia abajo. Quizá me desea recordar que platique con mis zapatos, con mis converse “chucks” all-star recortados, pseudo-azules, rotos y semi-usados. Y ni siquiera son de mi medida. (Pero qué bien me quedan). Cómo los he gastado también, y aún siguen conmigo.

La peseta no; se fue. Podré tener muchas parecidas pero no será ella. O quién sabe, no se me ocurrió hacerle alguna marca -regresarle su cicatriz.

¿Mis zapatos estarán siempre conmigo?** Porque hasta ahorita todo se me ha ido. Cada instante me habla y me logra encontrarlo, pero el resto de la historia pasa igual que con la peseta.

Mas no sé qué otra cosa hacer con ellos (los instantes) sino gastarlos. Ni modo de usarlos para escribir o para lavarme los dientes. Pero sí me puedo comprar una pluma y un cepillo de dientes (probablemente necesitaría encontrarme varias pesetas entonces).

Quizá si ahorro un bonche de instantes podría quedarme con algo, algo de todo lo que se me va. Quizá podría comprarme un momento. Entero. Con la gente, el aliento y el lugar. Y guardármelo. Cuidarlo muy bien porque si se meten a casa de nuevo sería otra vez lo mismo.

O podría comprar muchos y coleccionarlos en un álbum; o mejor aún...en una caja, con lo que me encantan las cajas –esconder mis cosas. Posiblemente sería igual de consumista que hoy pero no me sentiría tan culpable.

¿Y si los chinos comienzan a hacer momentos patito? Oh no. ¿Y qué? Todo mundo tiene derecho a poseer sus momentos (digo, es un sistema capitalista, ¿o no?) y para eso hay que hacerlos accesibles; y bonitos; digitales sin duda; incluso retornables; reciclables; desechables; biodegradables. Un momento con calidad poseería las Ocho Dimensiones de Garvin. Y hasta podríamos desarrollar una certificación MTO 9000 : 2003 – Momento 9000 (sólo por buscar un número llamativo), versión 2003.

Creo que ya sé qué quiero ser de grande.



*Yo tampoco sé decirte muy bien lo que es, sólo sé ****** ***** * ** **** * ** **** u u.
**Al día miércoles doce de noviembre de dos mil tres, NO, no están más.
Ahora sí, “no queda nada”.

Thursday, November 13, 2003

"y eso . . . por qué vienes sola?"

Que, me voy a perder o qué? - Sí sé cómo llegar.

:P

Tuesday, November 11, 2003

""Podemos hacer grandes cosas"
(Arnold Schwarzenegger, Gobernador de California)

. . .

Esperemos que no. "


jaja!

Friday, November 7, 2003

Murió al instante.

Uno de los primeros días de esta semana -no recuerdo si martes o lunes- murió un jovencito de 13 años.
Iba en el escalón de una calafia rojo y blanco, quizá agarrado del tubo que queda entre el escalón y los primeros asientos, esos que tienen preferencia para mujeres con bebés y ancianos. Era tarde en el día, seguramente el sol anunciaba más naranja que amarillo.
Quizá el niño iba a su casa, o venía de ella. Quizá ya conocía al chofer de la calafia. Quizá se iniciaba como voceador de las rutas, por unos cinco pesos. Quizá no le gustaban las matemáticas, y estaba en primero de secundaria, y no sabía en qué quería trabajar de grande. Quizá se peleaba con su mamá o su papá. Quizá tenía mamá y papá, y hermanos, y parientes. Y amigos. Y quizá había por ahí alguna niña que le gustaba. Quizá veía todos los días algún programa en la tele, y tenía una estación de radio predilecta. Y a veces se preguntaría si se casaría, y con quién sería, si querría acostarse con alguna muchacha y cuándo, y dónde, y cómo sería, si tendría hijos y casa y carro; o a lo mejor tenía una mascota; saludaba al que atendía la tiendita de la esquina.
Pero la nota del periódico no decía nada sobre su vida, sus gustos, aversiones, sueños, frustraciones, recuerdos.
El niño tenía trece años; qué era más que apenas un niño sufriendo su pubertad.
De repente se cayó por la puerta de la calafia en movimiento. Algunos de los viajantes lo observaron y trataron de avisar al chofer, quien, si escuchó, ignoró y siguió.
La llanta posterior pasó por encima de su cabeza.
El chofer tiene veinte años. Y por igual la nota omite cualquier detalle de su vida, sus gustos, aversiones, sueños, frustraciones, miedos, culpas, tristezas, alegrías, recuerdos…